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Viajamos una familia con dos niñas. El sitio es una preciosidad.Las haimas están dotadas de todas las comodidades, además de estar decoradas con muchísimo encanto. El espacio entre haimas es súper agradable lleno de decoración súper exótica. El desayuno es rico y variado. El personal nos trato fenomenal, los dos dueños te hacen sentirte como en casa. El restaurante del hotel ofrece unos menús estupendos por 35 dinares (unos 12 euros). Este hotel es una parada obligada si vas a visitar el desierto de Túnez. Repetiriamos sin duda.

Todo perfecto y el personal aún mejor, te ayudan en todo lo que necesitas, escursiones, recomendaciones. Nos han hecho sentir como en casa. Ha sido un auténtico placer haber pasado unos días con ellos, volveremos seguro. Muchas gracias