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Lugar tranquilo. Muy amplio. Sin problemas para aparcar. Posibilidad de restaurante. Muy buena cocina. El sevicio muy amable. Habitación espaciosa y bien dotada.

El lugar es muy bonito. La gente excelente. Un parque para disfrutar.

Los espacios exteriores preciosos, rodeado de naturaleza, con bancos,etc. Fácil de aparcar al lado. Al llegar no había recepcionista, pero te dejan la llave en un sobre a la entrada. Habitaciones con lo justo, y para estar en Dinamarca, con poca decoración, pero las camas (literas) eran muy cómodas. La ropa de cama muy limpia, y la habitación también estaba limpia, así como el baño. Da a un patio común, en el que puedes sacar los zapatos por la noche, o sentarte a descansar en la mesa y sillas que tienes asignadas. El resto de huéspedes, ví que tenían sus bicis también aparcadas por ahí. No hay nada de ruido, es como si estuvieras solo en la zona. Hay cocina común en la que puedes prepararte tus comidas, si así lo deseas (no tienen fogones, pero sí un pequeño frigorífico y microondas). Optamos por tomar el desayuno que ofrecen allí, y comíamos fuera (no en el hotel) El desayuno muy justo, me habría gustado algo más de caliente, porque solo había huevos cocidos. Pero era suficiente y además de buena calidad, tenían cereales de muchos tipos, yogurt natural (buenísimo), embutido (también muy rico), fruta, pan y máquina para café, chocolate, té, etc. Además, no tenían tostadora, y el personal, muy amablemente, me permitió entrar en su cocina, para tostarlas. Bonito detalle, gracias. Además, me encantaron los distintos salones que tienen para desayunar, muy íntimos y bien decorados, muy hygge. Toda la decoración de los espacios comunes (biblioteca, salones, etc) era muy bonita, y con muy buen gusto. Realmente recomiendo hacer uso de estos espacios, porque las habitaciones son muy simples comparadas con lo encantadores que son los espacios comunes. En definitiva, totalmente recomendable, muy buena relación calidad-precio. Está a 10 minutos en coche de Hillerod, donde visitar el palacio de Frederiksborg (imprescindible), y pueblo muy recomendable para visitarlo también. Tiene una placita muy encantadora (la comida en Casa Nostra, estupenda, y con vistas al palacio)

La casa dispone de todo lo necesario, todo el menaje para cocinar, un par de fogones eléctricos que se enchufan, mesa y sillas, sofá convertible en cama, terraza (de la q no pudimos disfrutar por el mal tiempo), aparcamiento gratis en la puerta, una habitación doble, baño y ducha separados y espacio suficiente. Nosotros estuvimos padres, un niño pequeño y abuelos muy a gusto. Tiene aire y un pequeño calefactor q mantienen la casa a una temperatura muy buena. Muy cerca hay un supermercado y una gasolinera (se puede ir andando). La anfitriona fue muy amable y el checkin muy fácil.

la tranquilidad, el canto de los pájaros, la atención de la familia. la vista

paraje de cuento en medio de una naturaleza grandioza

La ubicación y alrededores. La dueña fue muy amable con todas las indicaciones que pedimos